En agricultura, es necesario identificar los consumos óptimos y la estrategia de aplicación más adecuada para el desarrollo de la planta con el fin de obtener la producción más rentable.

El agua es el factor más determinante de la producción y es, por lo tanto, el que más condiciona la sostenibilidad económica.

El sistema de riego condiciona de forma determinante la eficiencia. En riegos por gravedad las eficiencias no superan el 60% y en riego por aspersión las eficiencias difícilmente sobrepasan el 80 %. En el caso de riegos localizados se pueden lograr eficiencias del 95%, por lo tanto, el adaptar el riego por goteo a cultivos herbáceos puede ser una buena estrategia para mejorar la productividad.

Aunque las instalaciones de riego por goteo en cultivos extensivos son muy similares a las instalaciones en cultivos leñosos presentan algunas peculiaridades que pasamos a analizar.

Separación de los ramales

La separación entre ramales y el espaciamiento de los goteros dentro de cada ramal vendrá determinada por el tamaño del bulbo que desarrolla cada gotero, y este tamaño dependerá del caudal del gotero, del tiempo de riego y de las características del terreno.

Para conocer el tamaño del bulbo es imprescindible la realización de una prueba de campo. El bulbo se suele medir a una profundidad de 30 cm, aunque es recomendable medirlo a la profundidad en que la densidad radicular sea máxima, en la mayoría de las plantas es de unos 60 cm.

En goteo subterráneo el radio mojado es inferior al superficial (10%), sin embargo el volumen humedecido es muy superior.

La separación de los ramales para estos cultivos puede oscilar entre 0,5 y 1,75 m. En algunos suelos se debe utilizar un ramal por cada línea de siembra. Si se desea rotar cultivos parece recomendable situarlos a 1 m de distancia en suelos arcillosos.

La separación del gotero dentro del ramal puede estar entre 30 y 75 cm, dependiendo del terreno y del caudal instantáneo que se quiera aportar. Lo habitual es entre 40 y 60 cm.

Goteros

El caudal del gotero se deberá elegir en función de las características del suelo y del diseño hidráulico. Aunque los caudales más bajos permiten mayor longitud de los ramales, abaratando la instalación, es conveniente elegir el caudal más apropiado para los parámetros del suelo.

Los goteros pueden ser turbulentos o autocompensantes. Los primeros tienen un coeficiente de variación de fabricación menor y son más baratos por metro lineal. Los goteros autocompensantes mantienen los caudales constantes a pesar de los desniveles del terreno y permiten ramales con longitudes superiores (80 % más) a los goteros turbulentos.

En las irrigaciones subterraneas los goteros serán autocompensantes (con mecanismo antidrenante y antisucción) porque las membranas evitan la entrada de suciedad al parar la instalación.

En las instalaciones de riego por goteo superficial se recomienda goteros turbulentos porque aumentado la presión se puedan aportar caudales superiores, muy recomendable en los primeros riegos de germinación.

Profundidad de los ramales

En irrigación subterranea, la profundidad depende de las características del suelo y de las técnicas de cultivos. Es imprescindible analizar los condicionantes de cada parcela antes de realizar cualquier instalación.

Instalaciones Las instalaciones de riego por goteo subterraneas se diseñan con los mismos criterios que las superficiales. Es conveniente que los ramales terminen en un peine colector con válvulas de purga automática o manual, para evitar la acumulación de partículas. Con objeto de que no exista recirculación y la suciedad no se reparta por toda la parrilla de riego, es aconsejable instalar un diámetro inferior al que alimenta los ramales. En esta tubería también se instalará una ventosa.

Es conveniente instalar inyectores de fertilizantes con control de volumen.

Extendido y recogida de los ramales

Con los sistemas subterraneos nos evitamos los trabajos de extendido y recogida de los ramales de riego y alargamos su vida útil.

Actualmente se están ensayando técnicas de laboreo y siembra que permiten trabajar con los ramales extendidos.

Conclusiones

  • – No es recomendable realizar una instalación de riego por goteo sin conocer las características del suelo en el que va a instalar. Es conveniente realizar un ensayo para comprobar el tamaño del bulbo de riego. El diseño se debe adaptar a los parámetros del suelo.

 

  • – En terrenos con subsuelo arenoso-gravoso no se deben instalar ramales enterrados.

 

  • – En determinados suelos y climas, con un buen diseño y con una gestión eficiente del riego  se puede lograr ahorros de agua cercanos al 20 % y un aumento de producción del 15 %, en comparación con el riego por aspersión. Los ahorros de agua son mayores en zonas con viento frecuentes. Los requerimientos de presión son un 25% inferiores.

 

  • – La fertirrigación es imprescindible en estos sistemas. Las mejoras de producción se conseguirán con una fertilización adecuada a cada fase de desarrollo del cultivo. El ahorro de fertilizante puede ser importante.

 

  • – Es conveniente, sobre todo en el sistema subterraneo, un control regular del contenido de humedad del suelo o del estado hídrico de la planta.

 

  • – El reto actual está en lograr que estas técnicas se implementen de forma generalizada en el cultivo de producción, para lo cual es necesario que el regante disponga de la información  y la asesoría necesaria para  poderlo realizar con éxito.