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El riego es uno de los aspectos más importantes y relevantes a la hora de mantener un huerto. Tanto el exceso como el defecto de riego provocan multitud de enfermedades y trastornos en las plantas, es por eso que debemos conseguir un manejo del agua adaptado a las necesidades de nuestros cultivos para evitarnos problemas graves en el futuro.

1. Una forma de ahorrar tiempo y agua es a través del riego por goteo. Este sistema de riego nos permite dosificar el agua y saber cuánto estamos regando, además podremos ir viendo los resultados e ir adaptándonos a las necesidades de riego de los cultivos.

2. En general, durante el otoño y el invierno, simplemente damos un riego de apoyo que combinaremos con las lluvias. Debemos evitar regar durante la noche y no encharcar el terreno.

3. La primavera y el verano suele coincidir con el periodo de mayor desarrollo en la huerta, por lo que, tanto por las altas temperaturas, la ausencia de lluvias y las necesidades de desarrollo de los cultivos, necesitaremos aumentar tanto la cantidad del agua como la frecuencia del riego. Evitaremos regar durante el día, siendo el mejor momento para hacerlo por la tarde/noche.

4. Aunque cada cultivo tiene sus peculiaridades, en general favorece que la tierra tenga cierto grado de humedad, por eso es recomendable aprovechar la técnica del mulching o acolchamiento.

5. Es importante conocer la composición del agua con la que regamos. En algunos lugares tiene altos índices de cloro, el cual puede llegar a causar estragos en el correcto desarrollo de nuestros cultivos. Lo mismo pasaría con aguas con alto nivel de salinidad, ya que, estas sales se depositan en el suelo y pueden saturarlo.

6. En caso de que no uses el riego por goteo, en general no conviene mojar la parte aérea de los cultivos, porque puede provocar hongos, quemaduras, etc. Es mejor limitarnos a regar la tierra.

7. Si los cultivos han pasado un periodo largo sin recibir agua, es conveniente en este caso ir regándolos de nuevo paulatinamente e ir incrementando la cantidad que aportamos de agua en lugar de saturarlos con grandes cantidades desde un principio.

8. Como no todas las plantas tienen las mismas necesidades de agua, es importante que a la hora de diseñar la huerta y asociar los cultivos, tengamos en cuenta las necesidades hídricas que tiene cada planta y juntar en la misma zona plantas con las mismas necesidades.

9. Normalmente las hortalizas de hoja ancha (acelgas, lechugas) y con grandes flores (coliflor, brócoli, alcachofas) necesitan más cantidad de agua que otro tipo de hortalizas. Por otra parte, para las hortalizas de fruto (tomate, calabacín o zapallo) tenemos que disminuir la cantidad de agua durante su floración para no causar daños.

10. Para riegos en macetas en las que no tenemos riego por goteo, echaremos agua en el plato en lugar de hacerlo directamente sobre la tierra. De esta forma las raíces se desarrollan más y no cometemos errores de encharcar la planta y causar podredumbre en las raíces.