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La microirrigación, o riego por goteo, está demostrando su capacidad de liderazgo dentro de los distintos sistemas de riego dada su evolución en el aumento de superficie regada para producir alimentos de forma eficiente. Es decir, producir más alimentos por unidad de superficie a la vez que se ahorra agua, fertilizantes y energía.
En el riego por goteo (microirrigación) se aplica el agua en la proximidad de las plantas, a través de un número variable de puntos de emisión.
Sin embargo, el gran ahorro de agua que produce, permitiendo regar zonas áridas o semiáridas con escasez de agua o con agua de baja calidad, junto con la posibilidad de fertirrigar, aumentando la calidad y cantidad de las cosechas, hace que el riego localizado por goteo sea cada vez más utilizado.
El agua y los nutrientes se distribuyen a través de la red de tuberías llamadas “líneas de goteo” con unidades más pequeñas conocidas como “goteros” o “emisores”. Cada gotero emite gotas que contienen agua y fertilizantes, lo que resulta en la aplicación uniforme de agua y nutrientes directamente a la zona de la raíz de cada planta, en todo el cultivo.
Este ahorro es lo que anima a los agricultores a modernizar sus sistemas de riego y pasarse a la microirrigación (riego localizado).
En las redes de riego a presión, tras la filtración y las ventosas (elementos que protegen a la instalación de impurezas en el agua o la presencia de aire en los conductos), otro elemento fundamental son las tuberías de microirrigación.
La Microirrigación suele trabajar a caudales de 0,5-8l/h y gotero. Normalmente, para cultivos hortícolas los caudales utilizados son de 2l/h y gotero, y para cultivos arbóreos de 4l/h y gotero.
Las tuberías de microirrigación son los elementos de la red que producen y controlan la salida de agua desde los laterales. Lo más usual es que los emisores estén situados a cierta distancia unos de otros, por lo que la salida del agua se produce de manera discreta a lo largo del lateral de riego formando los bulbos húmedos, sin embargo, el agua también puede aplicarse de forma continua creándose una banda humedecida en el suelo.
Las características o requisitos que debe cumplir un buen emisor quedan reflejadas en el siguiente esquema:
Las características que debe suministrar el fabricante son:
Presión nominal: A la que se ha diseñado el emisor y éste debería funcionar.
Caudal nominal: Es el que proporciona el emisor cuando funciona a presión nominal.
Coeficiente de variación de fabricación: Es un dato que indica la variabilidad que se produce en el proceso de fabricación de los emisores.
Pérdidas de carga en la conexión.
Los emisores de riego localizado se clasifican según la forma en que aplican el agua al suelo en:
Los goteros y las tuberías emisoras se consideran emisores de bajo caudal, aplicando en condiciones normales hasta 16 litros por hora. Los microaspersores y los difusores son de alto caudal, y emiten entre 16 y 200 litros por hora.
La primera decisión a la que nos enfrentamos es al tipo de emisor/gotero.
Son dispositivos fabricados en plástico que se colocan en las tuberías laterales y disipan la presión haciendo que el agua salga prácticamente sin velocidad, es decir, goteando. Trabajan a presiones próximas a 1 “kilo”. Para disipar la presión suelen tener en su interior un conducto muy ondulado o sinuoso, parecido a un laberinto.
Según la forma en que se colocan en los laterales se tienen los goteros:
Dependiendo del tipo de curva de gasto del gotero, es decir, del caudal que suministre según la presión a la que esté trabajando, los goteros se denominan:
Uno de los factores que determinan el caudal en el gotero es el desarrollo radicular del cultivo. A mayor sistema radicular, mayor caudal en gotero, y viceversa.
Lo siguiente que tenemos que ver es el diámetro de la tubería, lo que determinará el caudal en los goteros. Para ver el caudal que necesitamos en los goteros nos fijaremos en dos parámetros:
Otro de los factores que determinan el caudal en el gotero es el tipo de suelo. A suelos más arenosos, son necesarios mayores caudales para compensar las pérdidas por percolación.
En cualquier caso, los goteros de las tuberías de microirrigación deberían llevas sistemas de protección, ya trabajen en superficie o enterrado. Estos sistemas, desarrollados por el departamento de I+D+i de Gestiriego son los sistemas ANTISUCCIÓN que protege a la instalación de la aspiración de partículas sólidas cuando hay parada en el riego; y el sistema ANTIRAÍZ que repele la raíz del cultivo (con una vida útil de 10 años) para evitar daños en el gotero.