El concepto de Smart Water es entendido como la gestión inteligente del agua, beneficiándose de las nuevas tecnologías, en especial de la inteligencia artificial.
Gracias a estas tecnologías harán posible la optimización en el uso y gestión de las aguas con unos costes que disminuirán con el paso del tiempo.

Además, el funcionamiento de dichos sistemas y todo lo que rodea al agua se trata con el máximo respeto por el medio ambiente, ya que existe una preocupación real por este tema y, sobre todo, por la sostenibilidad a largo plazo.

Hoy, la gestión de agua tiene conciencia medioambiental, desde el nivel del usuario doméstico, pasando por las empresas hasta el nivel gubernamental.

En el sector agrícola, el 70% del agua a nivel mundial se consume en la agricultura. De hecho, esta cifra llega al 90% en la mayoría de los países menos desarrollados. Sin medidas de eficiencia mejoradas, si no se actúa para evitarlo, se espera que el consumo de agua para uso agrícola aumente en torno a un 20% a nivel mundial en el año 2050. Hoy, los recursos hídricos ya están bajo presión y la escasez de agua afecta alrededor del 40 % de la población mundial.

En Gestiriego tiene un papel crucial el uso responsable y racional de este preciado recurso, como es el agua. Por ello trabajamos cada día en crear sistemas de riego inteligentes que ayuden a tomar decisiones y acciones sostenibles.

Smartwater en la agricultura

Cuando hablamos de este concepto como es Smart Water en la agricultura debemos entender que una de las cuestiones más relevantes es el ahorro. La agricultura es el mayor consumidor de agua a nivel mundial, por lo tanto con un elevado consumo de energía.

Si ahorramos agua, también ahorramos energía, y hay que trabajar para hacerlo realidad.

Objetivos de Smart Water

Para poder desarrollar este concepto, podemos nombrar cuatro objetivos para sacar el máximo partido a las dotaciones de agua.

1º Objetivo: Obtener el mayor rendimiento posible por cada unidad de agua consumida, es decir, hay que aprovechar hasta la última gota de agua. La escasez de este recurso nos obliga a ir aún más allá y procurar que los cultivos también obtengan el mayor rendimiento posible en términos de producción, calidad, sostenimiento de las plantas, etc. Ya existen tecnologías a nuestra disposición, como la dendrología que consiste en el uso de sensores para medir el vigor, la circunferencia de los tallos y troncos de las plantas, así como también el calibre y la calidad de los frutos.

2º Objetivo: Cubrir solo y exclusivamente las necesidades de agua específicas de cada planta o cultivo.
Proporcionar a las plantas el agua que necesitan, ni una gota más ni menos. Las plantas requieren una dosificación muy exacta de la humedad durante todo el ciclo vegetativo anual. Los sensores de humedad colocados a varios niveles de profundidad nos indicarán el índice de humedad del terreno. Gracias a la información recogida por los sensores podremos monitorizar la instalación y proporcionar las dosis de agua estrictamente necesarias para mantener un nivel de humedad óptimo.

3º Objetivo: Saber las necesidades hídricas de las plantas según la época del año y el ciclo vegetativo en que se encuentren. Aparte de los sensores de humedad ya mencionados, existen medidores de estrés hídrico que nos dan valores exactos del estado de la planta en cada momento. Además, hay organismos públicos de investigación y desarrollo que, gracias a las tecnologías de la información, recogen datos fiables sobre los recursos hídricos, suelo y cultivos gracias a las estaciones meteorológicas que hay repartidas a nivel nacional, fomentando la transferencia tecnológica para con los usuarios e implicándoles directamente en la gestión adecuada.

4º Objetivo: El uso eficiente de los recursos en cada momento, lugar o circunstancia. Sin duda esto es lo más difícil de conseguir, debido a las demasiado frecuentes sequías y la consecuente escasez de recursos. Entonces, ¿cuándo, cómo y dónde tenemos que utilizar dichos recursos en épocas de sequía? Supongamos que en un momento de sequía disponemos de un 50 % menos de agua que en una época normal. Ahí es donde entra en juego la valiosísima información recogida en los 3 pasos anteriores para ayudarnos a decidir cuándo vamos a utilizar el agua, cómo la repartiremos y en qué cantidad se suministrará a las plantas.

El objetivo final de toda esta inteligencia artificial sería una estructura de datos que, utilizados correctamente con un software adecuado, podrían resolver tareas con unos resultados que rocen la eficiencia casi perfecta.

¡Agradecir a iagua por su gran post sobre este concepto!

Además “Smart Water”, no solamente tiene que ver con la agricultura si no que va más allá, significa un uso del agua sostenible y responsable, donde todo ser humano, independientemente de su ubicación geográfica y de sus recursos materiales, disponga siempre del agua que necesite. Significa un mundo donde prime el acceso al agua para toda persona que lo demande. Agua para todos por encima de cualquier otro interés. Significa un mundo más justo.

 

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