El agua es un componente crítico en la producción de sandías, por lo que la selección del sistema de riego adecuado, registro de humedad y establecimiento del programa de riego optimiza el rendimiento y la calidad en frutos de sandía.

Una sandía madura está formada por más del 90% de agua (un fruto de 14 kilos contiene más de 11 litros de agua). Por tanto, el suministro de agua adecuado es crítico para optimizar el rendimiento y la calidad de este cultivo.

Las sandías poseen el potencial de desarrollar raíces profundas (1.2 a 1.8 metros), pero dicha profundidad depende en gran medida de las condiciones del suelo y las prácticas de cultivo.

La restricción en la profundidad de las raíces y el hecho de que las sandías crecen normalmente en suelos arenosos con baja capacidad de retención de agua, hace necesario el empleo de la irrigación para obtener rendimientos consistentemente altos en muchas regiones del mundo.

La carencia de agua durante el establecimiento del cultivo de sandía retrasa la maduración y causa lapsos de producción. Además, la sequía en etapas vegetativas tempranas produce reducción de superficie foliar y rendimiento.

Riego de la sandía

El riego por goteo ha ganado popularidad en el cultivo de sandía. Puede utilizarse con o sin acolchado plástico, y una de sus mayores ventajas es la eficiencia en el uso de agua, de nuevo, siempre que se utilice correctamente. Algunos estudios indican que este sistema de riego favorece un rendimiento temprano, así como el tamaño del fruto.

Los sistemas de riego por goteo pueden adaptarse fácilmente para la fertirrigación. Este método permite suministrar nutrientes en el cultivo a medida que se necesiten y elimina la necesidad de una significativa aplicación de fertilizante temprano en la temporada, evitando los consiguientes problemas de salinidad excesiva.

El agua utilizada por el cultivo y evaporada desde el suelo se denomina evapotranspiración (ET). Se han reportado ritmos de ET en sandías de 75 mm al día. La etapa de crecimiento del cultivo, temperatura, humedad relativa, radiación solar, viento y espacio entre plantas afectan al ritmo de ET.

Emplear sensores de humedad del suelo para programar las sesiones de riego adecuadamente, asegura que la humedad del suelo sea la adecuada para prevenir el estrés hídrico. El programa de riego debe ajustarse cuando los valores de humedad del suelo indiquen condiciones extremadamente secas o húmedas.

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Recomendaciones de riego de la sandía:

Desde la plantación hasta el desarrollo vegetativo, aplicar 13mm de agua cuando los 15cm de la superficie del suelo estén secos (cada cinco o seis días en tiempo seco).

Desde el desarrollo hasta la primera floración, aplicar 19mm cada cinco días en tiempo seco. Sí se produce mustiado en las plantas antes del mediodía, incrementar la frecuencia de riego.

Desde la primera floración hasta la cosecha, aplicar 25mm cada cuatro días en tiempo seco. Si el tiempo es extremadamente cálido (más de 35°C), convendría incrementar la frecuencia a tres días para evitar el estrés hídrico.

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